jueves, 26 de noviembre de 2015

DUNAS DE DUNHUANG Y EL LAGO DE LA LUNA


Cuando escuché tantas cosas sobre cómo Dunhuang se había convertido casi en un parque de atracciones con su excesivo turismo, que sumado a su lejanía y al calor del verano, rápidamente lo descarté de mis planes. Por carambolas de la vida, al final llegué a este lugar, y montándomelo a mi aire resultó ser uno de las lugares más espectaculares de los que he estado y disfrutado.




Dunhuang es una ciudad más en medio del desierto construida entorno a un oasis que ha crecido descontroladamente gracias al turismo. Dentro de la Ruta de la Seda, es la última ciudad al oeste de la provincia de Gansu y está situada a las puertas del corredor Hexi, entre los desiertos del Gobi y el desierto de Taklamakán, el cual significa "entra y nunca saldrás".




Una vez llegado a Dunhuang y dirigido a las afueras del pueblo, uno va abriendo la boca de asombro conforme se va acercando a las imponentes dunas de hasta 400 m. de desnivel. Estar en China ante la clásica estampa del desierto de dunas y camellos (que no dromedarios) se convierte en una paradoja alucinante, donde desde el primer minuto las cámaras de fotos comienzan a trabajar a destajo.



El área de las dunas es conocido como el parque Mingsha Shan (鸣沙山) o "Parque de las Dunas Gimoteantes", ya que cuando sopla el viento provoca en el area un efecto de sonido un tanto curioso, casi espectral, y cuenta la leyenda que son los gemidos de los habitantes de una antigua ciudad sepultadas por la arena. 



El parque está cercado por una valla en muchos kilómetros a la redonda, y por supuesto, como en toda China, hay que pagar una entrada para acceder al recinto. Sin embargo existe una opción alternativa para acceder al recinto desde otro lugar remoto gratuitamente y que puedo confirmar, porque se hace atravesando un cementerio tradicional sin un área delimitada en varios kilómetros de planicie desértica. El entorno se convierte así en un paisaje rebosante de un exotismo genuino.



Una vez tomamos contacto con las dunas, lo único que se nos pasa por la cabeza es comenzar a pisar ese manto de arena virgen y atravesar los barjanes, dejando detrás el rastro infinito de nuestras pisadas.




La travesía de dunas se alterna con constantes subidas y bajadas, que exige un esfuerzo mayor respecto a caminar en tierra firme. Usando zapatillas corrientes el interior del calzado se llenará de arena, garantizado, de forma que casi es preferible caminar con calcetines.

El parque, como recinto turístico, cuenta con un sinfín de atracciones para las hordas de turistas. Desde las menos agresivas, como las caravanas de camellos en una parsimoniosa travesía por las arenas, hasta los molestos quads o rallies que te pasean a toda velocidad por el entorno, pasando por aviones ultraligeros o helicópteros. 



El plato fuerte del parque es el oasis del Lago de la Luna Creciente (Yueya Quan, 月牙泉), que suele ser la estampa más reclamada del entorno. Este oasis siempre fue un lugar de paso importante por sus aguas. Un templo budista ha permanecido aquí desde entonces, pero que fue destruido durante la Revolución Cultural. Hoy día, aunque el complejo se ha reconstruido, funciona básicamente como tienda de souvenir. De todas formas la estampa sigue conservando su encanto.

Caminantes subiendo hacia la cumbre de la duna más alta.
La guinda del pastel, si uno se atreve, es subir la duna más alta del entorno y una vez arriba, desde un lugar privilegiado que domina el todo el área, podremos disfrutar relajadamente de una de una puesta de sol maravillosa, ya que el juego colores propios de esta hora nos proporcionará todo un espectáculo de luces y sombras panorámico. 



Si la subida por la arista del enorme barján puede resultar agotador (sobre todo abriendo huella), la bajada corriendo cuesta abajo se hace un verdadero gustazo.



En resumen: Una travesía en un desierto a lo Lawrence de Arabia, donde no nos sorprendería encontrarnos una lámpara maravillosa mientras comemos dátiles en un oasis, es más que una visión.... ¡es Dunhuang!




Información para visitantes:


  • Como llegar:
- En bus: Mingsha Shan está en las afueras al sureste de la ciudad de Dunhuang (Gansu). Tomar el bus número 3 desde la ciudad hasta la entrada del parque. Precio 1 RMB.

- En Taxi: Aunque en la ciudad los taxi llevan taxímetros se suele negociar el precio del destino. Desde el centro a la entrada del parque suelen ser unos 10-12 RMB

  • En el parque: 
- Precio de entrada: 160 RMB (Mayo a Octubre) - 80 RMB (Noviembre a Abril). [mitad de precio para estudiantes]. La entrada es válida para 3 días (grabando la huella digital).

- Horarios: Mayo a Octubre: 6:00 a 19:30 / Noviembre a Abril: 7:00 a 19:00.





Recomendaciones:


-Evitar los meses de verano, pues hace demasiado calor. Mejor en Septiembre o Mayo.

-No olvidar llevar la crema solar y agua suficiente para echar el día (es posible comprar agua dentro del parque a un precio muy elevado).

-Si eliges hostal, puedes pillarlo a menos de 1 km de la entrada del parque, donde hay un área solo de hoteles. La ciudad está a 4 ó 5 kilómetros desde allí.


-Para andar por las arenas o llevas botas de caña alta o se te llenará el calzado de arena. Andar con calcetines parece que es suficiente, aunque allí alquilan para turistas unas especie de polainas estancas (naranja fluorescente) para el calzado.

-Ojo con la cámara de fotos porque, tras todo un día de uso, la arena termina por meterse por todos los orificios, llegando hasta incluso estorbar el funcionamiento de elementos móviles.



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